Si algo han perfeccionado los algoritmos en los últimos años es entender un clima social. Los contenidos que distribuyen las redes sociales hoy, a partir de complejas señales sobre intereses, nunca pertenecen a una misma categoría. Como cambian los intereses, cambian los contenidos. Pero sería erróneo creer que solo consumimos a partir de una selección racional de decisiones. Todo lo contrario. La emoción es el principal motor de los algoritmos más efectivos. Parece una paradoja, pero la precisión está orientada por la emoción en este aspecto de la tecnología.
Recital histórico de Coldplay: el encuentro inolvidable de Chris Martin con JinQuien consuma videos en TikTok o reels en Instagram difícilmente no se haya cruzado con alguna escena de un recital de Coldplay en River Plate. Sería lógico pensar que una banda que hace 10 shows para medio millón de argentinos tenga monopolizada la atención en las redes sociales; por eso desde esta semana, incontables recortes de esa experiencia están viajando por los celulares. De hecho, no hace falta presenciar un show para conmensurar el impacto de esa experiencia artística: en una pantalla se puede ver al cantante, a sus fans, las luces, los rostros.
Pero los contenidos que nos llegan no son solo pertenecientes al hecho artístico. Existe, más bien, una “experiencia Coldplay” que se está viviendo en las redes sociales. Solo esta semana se vivieron tres hitos de gran alcance que nada tenían que ver con la música. El primero de ellos fue cuando el cantante de la banda, Chris Martin, pidió a los espectadores que presenciaran el show de otra manera, sin celulares, ni cámaras, cantando más fuerte y mirándose a los ojos. La segunda cuando el propio Martin saludó a un grupo de fans que lo esperaban en la puerta del hotel, donde una joven tucumana se encargó de viralizar el momento en el que abrazaba a su ídolo. Y el último (hasta el momento en el que se escribe esta nota) fue cuando el artista llegó a una casa de instrumentos musicales para compartir una “zapada” con los empleados del local. Ninguno de esos momentos fue captado por la organización de la banda o del recital: fueron los propios usuarios que hicieron dicho recorte para que luego los algoritmos los reconocieran como apetecibles para ciento de miles de usuarios. Estos contenidos conectan a los usuarios con su parte más sensible. Lo atractivo y lo que impulsa a que estos videos sean virales es la humildad de una superestrella de rock o su deseo de buscar el lado más humano de sus espectadores.
¿Coldplay ideó este éxito? ¿Qué tanto de espontáneo tiene este fenómeno? Es imposible pensar este suceso sin una perspectiva que vaya más allá de las redes sociales y se piense en la locura por esta banda en términos generacionales. El propio origen del grupo británico es también un hecho de quiebre para la música de principios de siglo, cuando en su disco “Parachutes” (2000) propusieron una estética basada en baladas, canciones introspectivas y un sonido amigable que se contraponía con la crudeza y la oscuridad que aún ostentaban sus compatriotas de Radiohead. La locura del pop británico de los 90, enarbolado por Oasis o Blur, parecía no encontrar la tónica de una nueva industria que ubicaría a los discos de Coldplay como los más vendidos del año durante nueve ocasiones. De esta manera, la banda se metía en los oídos millennials que hoy tienen acceso a un recital internacional, una generación más exigente que pretende mucho más de un artista.
Aún con el recuerdo fresco de una pandemia y meses sin espectáculos públicos, el fenómeno de Martin y sus compañeros de grupo es resultado de variables culturales, tecnológicas y hasta ideológicas. La banda promociona a este show como sustentable -por diversas características técnicas que tiene la producción de energía- y ese es un valor que conecta públicos y al mismo tiempo los renueva, como así también la incorporación de una súper estrella del pop coreano como Jin, de BTS.
Más allá de los gustos musicales de cada uno, recordaremos por mucho tiempo el pasaje de Coldplay por la Argentina. Y si por casualidad nos olvidamos, siempre habrá un video de TikTok que se encargue de recordarnos.